No es posible salir de Vladik sin un gui¿a que ayude a esquivar los caminos minados. La ubicaciön de las minas antipersona se detalla en los mapas, el principal pertrecho de los gui¿as. Hay mapas confiables para salir ileso de Vladik. Por tanto, tambie¿n hay mapas que no son de fiar. Basta que un mapa tenga un desliz en un trazo (cuando son en papel) o un mi¿nimo error de cödigo de programaciön (cuando consisten en algoritmos alojados en dispositivos electrönicos) para que se torne letal, pese a que en su hechura o reproducciön hayan privado los buenos propösitos y el conocimiento veri¿dico de la ubicaciön, calidad y estado de las minas resen¿adas. (...) Las minas antipersona se plantaron con el objeto de proveer a Vladik de una muralla invisible para la protecciön frente a los enemigos externos que quisieran entrar y contra los enemigos internos que quisieran salir. (...) No es necesario transitar los caminos minados para padecer sus estragos. Una mina antipersona no necesita explotar para cumplir con su objetivo primario: la prohibiciön de imaginar o enunciar un mundo distinto. Las minas no solo demarcan las aparentes fronteras vlädikas, tambie¿n aspiran a delimitar el mundo y sus posibilidades, con el mensaje subrepticio de que despue¿s de un supuesto finisterre nada hay. (...) Aunque no hay certeza de cuäntos, hay muchos gui¿as que se han asomado a trave¿s de la puerta de salida de Vladik. ¿Pero por que¿ vuelven? Quizä tiemblan de terror de solo pensar cömo seri¿an sus vidas mäs allä, en esas tierras ignotas. ¿Persistiri¿an en su oficio? ¿Gui¿as de que¿? Acaso suponen que al cruzar la frontera se encontrarän con un nuevo Vladik, con otro nombre, otros caminos minados y otros gui¿as mäs jövenes y capaces, y a los viejos gui¿as recie¿n llegados no les quedari¿a mäs remedio que perseguir las sombras de estos nuevos gui¿as hasta llegar a otra frontera mäs. Así comienza Finisterre, una novela sobre el destierro en un mundo en ruinas. FINISTERRE Sigilosos guías conducen a caravanas de viajeros hacia las fronteras de Vladik: un vasto territorio asolado por guerras remotas y sembrado de minas antipersona. En su recorrido por las ruinas del país, los caminantes se valen de mapas tan pequeños como la palma de la mano mientras sortean decapitadores, bestias transgénicas, tecnócratas del absurdo, cavernas hechas prisiones, murallas derruidas e interminables fosos. Finisterre es un no-lugar, el límite de toda fuga, una fábula delirante en clave de humor negro sobre el destino trágico de este siglo, del anterior y del siguiente. Libro raro y difícil de encasillar, mezcla de falsa novela histórica y falso ensayo, Finisterre escarba en la llaga de los discursos totalitarios, el absurdo de muchas ideologías, las distopías hechas presente y el horror de las migraciones forzadas. * * * Jesús Miguel Soto nació en Caracas, Venezuela, en la década de los ochenta del siglo pasado. Ha publicado las novelas Finisterre, La máscara de cuero y Boeuf, así como el libro de relatos Perdidos en Frog. En 2017, en el marco del evento Bogotá39, fue seleccionado por el HayFestival como uno de los 39 escritores latinoamericanos de ficción más destacados con menos de 40 años.
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