Detestada por muchos, admirada por muchísimos más, la Crítica de la Razón Pura de Kant no pasa inadvertida para casi nadie. Su estilo seco, académico, tan racional y medido se asemeja a una máscara cuya rigidez dogmática esconde, sin embargo, una sorpresa: la calma exaltación de lo sublime, la inagotable vitalidad de la libertad, la fecunda fuerza de la creencia. Con ellas me he encontrado tras los fríos renglones de la Crítica. Y del impacto de este encuentro, ha surgido la presente investigación que intenta restituir la distinción trascendental -aquella que Kant trazara entre el incognoscible mundo del noúmeno y la realidad del mundo fenoménico- a esta dimensión casi insospechada de la Crítica de la Razón Pura para poder, desde ese lugar, reelaborar el significado que pueda tener dicha distinción como un instrumento capaz de ayudarnos en lo que personal y subjetivamente nos atañe a todos y cada uno de nosotros: la tarea de pensarnos a nosotros mismos de modo que asumamos con total conciencia nuestra responsabilidad en el parafraseando a Foucault- trabajo de nuestra libertad.