El presente trabajo busca hacer conciencia de la necesidad de atender al profesional de la educación desde su formación docente en el reconocimiento de su personalidad, ya que proyecta en sus actitudes y emociones en su labor aúlica, sin dejar de lado el equilibrio afectivo para el buen ejercicio de la práctica docente. Contribuyendo en la toma de conciencia de su papel formativo y la influencia de su personalidad en el proceso enseñanza-aprendizaje.