Considerar la mejora desde la perspectiva de los centros educativos significa entender que ha de ser cada uno de ellos el eje en torno al cual se estructure cualquier propuesta. Así pues, la dimensión institucional es una dimensión intrínseca de los procesos de mejora escolar, y probablemente la más delicada a la hora de valorar la eficacia, utilidad o éxito de tales procesos. Implica reconocer que cada centro funciona como un microcosmos, con sus rasgos, con su cultura peculiar. Y eso afecta a la forma en que se desarrolla la mejora. Pero significa también el reconocimiento de que la construcción de tales procesos requiere la puesta en juego del potencial de la organización, de sus propios recursos humanos y materiales y que se ve condicionado por todo el conjunto de reglas, procedimientos, convenciones, etc., que regulan la conducta humana en el marco de la institución. Todo ello puede contribuir no solo a la calidad de los sistemas educativos, sino también a la mejora en los rendimientos del alumnado basada en evidencias.