Transgresión y libertad se muestran como remanencias gestadas en las obras tempranas de Foucault sobre literatura, convirtiéndose en centro de los quiebres de su reflexión. Aunque pasadas por alto en las consideraciones habituales de su pensamiento, nos asaltan continuamente en la temporalidad disruptiva de su acontecer: arqueología, genealogía, prácticas de sí, juego permanente de irrupciones y permanencias que diseñan el proyecto de una ontología transgresiva. La minuciosidad de los análisis históricos de la actualidad realizados por Foucault, trazan en forma precisa los contornos de nuestra finitud y al mismo tiempo encienden el ímpetu que los quebranta como llamado permanente a la transgresión, en el entendido de que las prácticas históricas no poseen necesidad absoluta, sino que en su desequilibrio y movilidad constante abren espacios a las prácticas de libertad, movimiento centrífugo que determina el límite y lo traspasa. En esta línea, el escrito que ofrecemos busca hacer un reconocimiento al proyecto de Foucault, no con pretensiones de objetividad hermenéutica, sino con el fin de utilizarlo, pues va dirigido a aquellos que asumen el compromiso estratégico del saber.