La fragmentación espacial en la ciudad de Salamanca existe y es visible para cualquier persona, ya que son evidentes los enormes muros divisorios entre lo público y lo privado, por lo que tratar de demostrar su existencia sería un ejercicio ocioso y sin sentido. Es más importante analizar sus efectos físicos y demostrar que son un peligro para nuestras ciudades y sus usuarios, no sólo socialmente, sino a un nivel más plausible, demostrar que están degradando los espacios a su alrededor creando espacios sucios, inseguros y vulnerables a la delincuencia. No deben hacerse a un lado las causas de origen, porque se tiene que atacar la raíz del problema para poder terminar con él. Este trabajo se pretende orientar a demostrar que esta nueva lógica de hacer ciudad y sociedad nos perjudica más de lo que nos beneficia, hoy pretendemos que ese sea nuestro granito de arena en este largo proceso, para acabar con este tipo de patologías urbanas.