Nada mejor, en una época donde prolifera la desmemoria histórica, que reivindicar a los héroes olvidados, a esos individuos de convicciones progresistas y actitudes incorruptibles que forjaron el México contemporáneo, pero quienes debido a su espíritu crítico indomable, terminaron sus vidas en la oposición y enfrentados al régimen de gobierno que se gestó luego de la Revolución Mexicana. Francisco J. Múgica (1884-1954), tal como lo revela el autor de esta biografía, dejó un legado histórico que merece ser conocido y reivindicado como ejemplo de una praxis política virtuosa: fincada en principios justicieros, sustentada en la probidad como funcionario y en la eficiente administración de los recursos públicos. Fueron numerosos los temas históricos en donde el general michoacano dejó una huella positiva y trascendente, por ejemplo: el carácter vanguardista y favorable a los derechos sociales que muestran los principales artículos de la Constitución mexicana de 1917, el generoso asilo otorgado a los republicanos españoles que huían de la guerra civil española y su contribución decisiva en la planeación y consecución de la expropiación petrolera de 1938.