En términos concretos y completos, la sarcopenia podría definirse como un síndrome geriátrico, multifactorial caracterizado por una pérdida progresiva de masa muscular y fuerza, asociada a consecuencias graves, tales como comorbilidades, mala calidad de vida y mortalidad. Se puede considerar el resultado de diferentes mecanismos patogénicos como son la inflamación, la desnutrición, el desbalance hormonal, la fragilidad, las alteraciones de la síntesis y degradación de proteínas, la disfunción mitocondrial y la inactividad física. La prevalencia aumenta con la edad, sin embargo, el estilo de vida, los hábitos alimentarios, la actividad física y la presencia de enfermedades son factores que determinan su evolución. El tratamiento de la sarcopenia combina actividad física y alimentación. La actividad física se asocia con una mayor masa muscular, previniendo fragilidad y disfunción, siendo que la incidencia mayor de sarcopenia se ha observado en adultos mayores sedentarios.