Si bien el psicoanálisis nace en el campo de la medicina buscando la etiología de esos extraños cuadros nosológicos conocidos bajo el nombre de histeria, existe un capítulo en la obra de Freud que nos permite situar su figura en esa vieja tradición del realismo político que se inicia con Tucidides, Hobbes y Maquiavelo y se institucionaliza en el siglo XX con Schmitt. Nye, Waltz, Morgentahu y Kennan, entre otros. Freud descubre que la sociedad nace de un acto criminal colectivo que convierte la guerra en fundamento del derecho y fenómeno histórico inevitable que le permiten hacer suya la sentencia hobbesiana del Homo, hominis lupus, y advertir: Si vis pacem, para bellum; si quieres la paz, ármate para la guerra.