La obra África: de las naciones a los Estados-nación intenta añadir una voz en la búsqueda de una comprensión de los kilométricos problemas del África poscolonial. El estudio hace hincapié en la cohesión nacional en Kenia, que según el autor fue y sigue siendo un ingrediente poco común en el desarrollo de las nuevas naciones del continente. África ha sufrido desde que el hombre empezó a caminar sobre la tierra. Al principio se la conocía como fuente de esclavos, luego se la repartió en posesiones europeas llamadas colonias. Al igual que se reparten el pavo en Navidad, los europeos repartieron África entre sus naciones con fines de explotación. El resultado de la colonización en África es el problema de la etnicidad, el odio tribal, el clanismo y las disputas en las llamadas repúblicas de la miserable África, que no son más que productos del colonialismo. Todos estos problemas son el resultado de la falta de cohesión nacional entre las tribus que los europeos reunieron y que, de haberse puesto en práctica en el momento de la independencia de África por los propios líderes independentistas, el continente se habría ahorrado muchos de los dolores que ha sufrido hasta ahora. Ahora es un continente ensangrentado, nadando en la pobreza y caracterizado por la violencia étnica y de clanes.
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