30,99 €
inkl. MwSt.
Versandkostenfrei*
Versandfertig in über 4 Wochen
  • Broschiertes Buch

La llegada de la civilización digital se ha convertido en un hecho en África. Estamos ya en la era de la naturaleza o de la civilización digital, en un mundo que se define en relación con esta nueva civilización y que hace que todo el mundo se posicione en relación con el mundo digital. Como vemos, la tecnología digital se ha fijado un nuevo objetivo, a saber, crear un mundo natural en el que medie la relación del hombre con el mundo y la relación del hombre con el hombre. Esto presupone que no hay exterioridad al mundo digital, es decir, un mundo en el que las personas pueden vivir, hablar,…mehr

Produktbeschreibung
La llegada de la civilización digital se ha convertido en un hecho en África. Estamos ya en la era de la naturaleza o de la civilización digital, en un mundo que se define en relación con esta nueva civilización y que hace que todo el mundo se posicione en relación con el mundo digital. Como vemos, la tecnología digital se ha fijado un nuevo objetivo, a saber, crear un mundo natural en el que medie la relación del hombre con el mundo y la relación del hombre con el hombre. Esto presupone que no hay exterioridad al mundo digital, es decir, un mundo en el que las personas pueden vivir, hablar, existir, ser y evolucionar sin pasar por el mundo digital. De este modo, África debe tratar de adaptarse y elevarse a la excelencia digital para su propio bienestar y supervivencia. El objetivo de este estudio es abrir un modesto espacio de reflexión sobre las posibilidades de organizarnos para que esta herramienta se utilice al máximo y con propiedad para el desarrollo sostenible y la convivencia armoniosa en África.
Autorenporträt
Constant Sonan ADOU holds a doctorate in Political and Moral Philosophy from the Université Félix Houphouët-Boigny. His main areas of interest are ethics and justice. Maxime Kobenan KOUMAN is a lecturer at the Université Félix Houphouët Boigny, Abidjan-Côte d'Ivoire. He is a specialist in John Locke.