Las toxinas bacterianas fueron las primeras moléculas identificadas como responsables de enfermedades bacterianas graves en humanos y animales. Son extremadamente diversas en cuanto a tamaño, estructura, receptores, actividad enzimática y modos de acción específicos. Recientemente, se ha realizado un gran esfuerzo para desentrañar los mecanismos de acción de estas moléculas. Estos incluyen la actividad extracelular, formando poros de membrana, y la actividad intracelular, donde se inhiben muchas proteínas funcionales, como las proteínas G, las proteínas RAS, el factor 2 de elongación de la traducción y las proteínas SNARE. En consecuencia, las toxinas bacterianas se encuentran en la frontera de diversas disciplinas, como la bacteriología, la biología celular, la biología molecular, la inmunología y la vacunología. Como consecuencia, se aplican en diversos campos terapéuticos y estéticos, lo que representa su lado positivo. Es lo que se conoce como toxinoterapia.
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