La justicia transicional moderna coloca a la víctima en el centro del proceso, como sujeto merecedor de que su derecho vulnerado le sea restituido, reparado. Hasta ahí hay concordancia entre la academia y los actores de conflictos que terminan haciendo parte de procesos de justicia transicional. Pero en la práctica, dicha reparación se ve afectada porque no siempre se puede garantizar la no repetición de la afrenta, de modo que la víctima vuelve a ser victimizada y el derecho reparado es vulnerado de nuevo.