Dirigentes, economistas y académicos europeos expresan su preocupación por el hecho de que la mayoría de los países europeos dependan de un número limitado de fuentes. En algún momento del futuro, los combustibles fósiles que quedan en el mundo empezarán a menguar y acabarán agotándose por completo si se continúa con la trayectoria actual. Esta situación podría provocar daños irreversibles no sólo para la economía, sino también para la sociedad en general. Por este motivo, los países europeos intentan reducir su dependencia de un número tan reducido de proveedores y trabajan por la diversificación de sus rutas energéticas. La política de diversificación impulsa actualmente a los Estados europeos a buscar rutas alternativas para reducir la vulnerabilidad a unos pocos proveedores. Este esfuerzo aumentará el nivel de seguridad del sector energético europeo, planteará nuevos retos geopolíticos y creará una nueva estrategia de diplomacia energética. Dentro de esta compleja diplomacia energética, el papel de Azerbaiyán para facilitar estos desarrollos es la base de este estudio.
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