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Teniendo en cuenta la naturaleza humana, el estrés generado por la racionalización del trabajo, las relaciones jerárquicas, las dificultades personales y la falta de motivación en el trabajo, etc., estos lazos sociales están sujetos a tensiones ocasionales que pueden dar lugar a conflictos sociales. En el contexto actual, en el que la mano de obra calificada es cada vez más escasa, en el que los empleados conocen su valor y son móviles, el modelo de gestión autoritaria ya no es apropiado. Las empresas que se destacan son las que saben mantener buenas relaciones de trabajo con sus empleados. De lo contrario, las situaciones de conflicto pueden generar costos importantes para las empresas, ya que tienen un impacto negativo en el rendimiento, el ausentismo y la productividad. Por ello, es beneficioso para las empresas adoptar un enfoque proactivo y mantener buenas relaciones de trabajo a diario, en lugar de limitarse a resolver los conflictos cuando éstos surgen.