El éxito de los implantes se basa principalmente en el concepto de osteointegración, ya que permite comprender mejor la respuesta del hueso y mejorar los conceptos de carga ósea. Como en toda intervención médica, se producen complicaciones biológicas que pueden provocar el fracaso del implante y su retirada. A pesar de su creciente popularidad, los implantes dentales no son inmunes a los contratiempos en términos de fracasos a corto y largo plazo. La mejora de las técnicas de osteotomía, una esterilización quirúrgica adecuada y una manipulación impecable de los tejidos se consideran factores de gestión perioperatoria del fracaso de los implantes. La generación excesiva de calor, la contaminación de la superficie del implante, un torque insuficiente y una cicatrización inadecuada pueden provocar el fracaso del implante. Pero el fracaso puede prevenirse mediante una serie de procedimientos y siguiendo protocolos quirúrgicos adecuados. El uso de dispositivos ultrasónicos, la cirugía piezoeléctrica y el láser son los avances más recientes en la gestión del fracaso de los implantes.
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