La globalización comprende complejos procesos de internacionalización de capital, de nuevas formas de relacionarse entre las naciones y el surgimiento de nuevos procesos productivos, distributivos y de consumo de diversas ubicaciones geográficas, además de una expansión y predominio de la tecnología, ha tenido un impacto negativo en los procesos de la construcción identitaria de la gente, en tanto demanda la aceptación de la visión de otros individuos como modelos de ética y estética, particularmente los que observan un referente aspiracional difundido de manera mediática. Es aquí donde la necesidad de diseño toma forma, a nivel de los procesos de producción simbólica y material, amén de sus formas de aproximación cultural como objeto de estudio. Se trata entonces de soslayar la degradación de la identidad simbólica manifiesta (u organización cultural) mediante la gestión o revaloración estratégica reproduciendo los valores de uso y de cambio valor mercantil en valor simbólico como valor integral para la lograr sustentabilidad de la cultura y sus manifestaciones tradicionales inherentes.