Las entidades de mayor tamaño suelen denominarse bancos cooperativos. Algunos son federaciones estrechamente integradas de cooperativas de crédito, aunque esas cooperativas de crédito miembros pueden no suscribir los nueve principios estrictos del Consejo Mundial de Cooperativas de Crédito (WOCCU). Al igual que las cooperativas de crédito, los bancos cooperativos son propiedad de sus clientes y siguen el principio cooperativo de una persona, un voto. Sin embargo, a diferencia de las cooperativas de crédito, los bancos cooperativos suelen estar regulados tanto por la legislación bancaria como por la cooperativa. Ofrecen servicios como ahorros y préstamos tanto a no socios como a socios y algunos participan en los mercados mayoristas de bonos, dinero e incluso acciones. Muchos bancos cooperativos cotizan en mercados de valores públicos, por lo que son en parte propiedad de no socios. El control de los socios queda diluido por estas participaciones externas, por lo que pueden considerarse semicooperativas. Los sistemas bancarios cooperativos también suelen estar más integrados que los sistemas de cooperativas de crédito. Las sucursales locales de los bancos cooperativos eligen sus propios consejos de administración y gestionan sus propias operaciones, pero la mayoría de las decisiones estratégicas requieren la aprobación de una oficina central. Las cooperativas de crédito suelen conservar la toma de decisiones estratégicas.
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