Este libro contiene una visión general del Sistema de Manejo Integrado de Malezas. La gestión integrada de las malas hierbas (GIM) significa la integración de múltiples métodos para gestionar las malas hierbas, utilizando la combinación de prácticas que son más eficaces para resolver el problema específico de las malas hierbas. Estas técnicas de gestión de las malas hierbas forman una "caja de herramientas" en la que cada "herramienta" puede integrarse en un plan de gestión de las malas hierbas adaptado a la explotación y al problema concreto. La caja de herramientas incluye prácticas químicas (herbicidas), mecánicas, culturales, biológicas y de prevención de la introducción y propagación de las malas hierbas. Al utilizar varias técnicas para controlar las malas hierbas se reduce la posibilidad de que las especies de malas hierbas se adapten a las técnicas de control, lo que es probable si sólo se utiliza una técnica. Por ejemplo, si se utiliza un herbicida durante un largo periodo de tiempo, una especie de mala hierba puede crear una resistencia al producto químico. Se puede elaborar un plan de gestión integrada de las malas hierbas a largo plazo, que tenga en cuenta todas las técnicas o herramientas de gestión disponibles para controlar las malas hierbas, para una zona concreta. Cualquier plan o estrategia de gestión integrada de las malas hierbas debe centrarse en el control más económico y eficaz de las mismas e incluir consideraciones ecológicas.
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