El trabajo se centra en como los programas, tanto sociales como de salud, pueden operacionalizar y hacer posible la gestión participativa de los proyectos que financian. Analizando la práctica de la participación en la Argentina, realiza un recorrido histórico sobre sus diversas etapas y concluye que el modelo de una participación grupal y comunitaria interviniendo puntualmente en la resolución de pequeñas necesidades no se ha modificado sustantivamente. Sin embargo, los programas sanitarios y sociales han ido evidenciando desde los años noventa el papel desempeñado y el potencial de las organizaciones de la sociedad civil, abriendo espacios mayores a la participación de beneficiarios y stakeholders. Los resultados de este análisis permiten elaborar una serie de conclusiones sobre la importancia del diseño institucional de los programas y del diseño del ciclo de proyectos para la participación. En efecto, no basta con proclamarla entre los objetivos y estrategias del programa, aún si esto tiene su importancia, sino que hay que incluir deliberadamente mecanismos, instrumentos y metodologías operativas concretas para su operacionalización.