El concepto de calidad asistencial surge a mediados del siglo pasado en los Estados Unidos, y desde entonces su importancia se ha acrecentado a medida que aumentan los costes de la asistencia sanitaria. Es un concepto impreciso ya que de forma inequívoca está afectado por el comportamiento científico, profesional, administrativo, gestor y económico del centro o institución. Por calidad asistencial podemos entender aquella relación que consiga una mayor efectividad o eficacia (relación producto/objetivo), mayor eficiencia (relación producto/coste) y una mayor conjunción científico-técnica (aplicación óptima de conocimientos y tecnología). El concepto de calidad se descompone en cuatro componentes, que le permiten una mayor precisión de uso: 1.- Efectividad: Relación entre el impacto actual de un servicio o programa en un sistema operativo, y su impacto potencial en una situación ideal (relación producto/objetivo). 2.- Eficiencia: Relación entre el impacto real de un servicio o programa y su coste de producción (relación producto/coste). 3.- Adecuación: Relación entre los servicios disponibles y las necesidades de la población (relación producto/necesidad). 4.- Calidad Científica.