El libro aborda la problemática de la educación sexista generadora de relaciones de fuerza, poder, subordinación, y discriminación entre el hombre y la mujer y cómo los estereotipos de géneros son un factor de riesgo ante la infección del VIH-SIDA. Argumenta además, como la única arma para la prevención es la educación, por lo que se hace necesario promover la educación sexual con perspectiva de géneros, la cual puede contribuir al desarrollo de relaciones más equitativas, flexibles y democráticas entre los sexos y por consiguiente lograr la prevención de dicha enfermedad. Reflexiona acerca del papel que le corresponde a las instituciones educativas en el desarrollo de una educación sexual con perspectiva de géneros. Esta educación le permitirá a las personas desarrollar una sexualidad auténtica, enriquecedora, carente de mitos, prejuicios y estereotipos sexuales que sólo mitifican la verdadera esencia de la sexualidad femenina y masculina y propician que las personas asuman comportamientos sexuales riesgosos.