Para las empresas que declinan la presencia de un Buen Gobierno Corporativo (BGC), la figura de la dualidad limita el control del directorio enfocada en las acciones del gerente general de la empresa. Esta situación genera ineficiencia del control, limitando la posibilidad de implementar herramientas de intervención por parte del CEO. En tal sentido, siendo la misma persona quien realiza funciones de Presidente del Directorio y CEO, la presencia del control se ve disminuida, imposibilitando la obtención de resultados óptimos requeridos por los accionistas. La dualidad CEO-Chairman no es óptima cuando se trata de maximizar la riqueza del accionista, debido a que en estos casos se pone en riesgo el control sobre el accionar del CEO. Por lo tanto, el control de las decisiones del CEO es una de las principales responsabilidades del presidente del directorio. En consecuencia, bajo un escenario de dualidad, las acciones del CEO se pueden ver influenciadas provocando fuertes costos de agencia (Jensen & Meckling, 1976).