Algunos animales de la selva consumían psicoactivos, la mayor parte de las veces lo hacían para purificarse, otros para aumentar su rendimiento, y otros con fines recreativos.A la pantera le encantaban las sustancias embriagantes que a su vez le servían para limpiar el sistema digestivo ya que contenía nepetalactoae, un isopreno que se convertía en el sustituto de las feromonas sexuales felinas. Una vez entraba en contacto con la hierba, comenzaba a rodar por el suelo, lamiendo y mascando la planta, emitiendo sonidos de satisfacción.En vista de que había muchos consumidores para esa y otra hierbas, y que el mercado prometía ir en crecimiento, un chacal llamado Gualdo decidió hacerse de ese negocio y contrató algunos micos que se encargaban de recolectar las plantas que el chacal les indicaba, y que debían llevar a su madriguera para la trituración. Entre las plantas que encargó estaba la valeriana por tratarse de un potente alucinógeno y el tomillo de gato una especie de viagra natural.También la iboga, para venderla a los mandriles, ya que las raíces producían efectos alucinógenos y servía para aumentar la potencia y amortiguar el dolor causado por los golpes en las peleas.