Se ha reconocido la necesidad y la importancia de fortalecer la formación integral de los estudiantes con el apoyo de una variedad de estrategias educativas las cuales debería orientarse, no sólo a la adquisición de conocimientos, sino al favorecimiento del desarrollo de habilidades y actitudes que les permitan aprender permanentemente durante toda su existencia y desplegar las potencialidades que les ayuden a tener una mejor calidad de vida. Esto es importante porque se propone responder a necesidades sociales que no están suficientemente atendidas en la educación inminentemente cognitiva que tenemos en estos momentos a nivel general. En este sentido, el bienestar tiene muchas dimensiones y una de ellas es el desarrollo socioemocional. Diversos autores concuerdan en que este desarrollo implica ciertas competencias sociales y emocionales que se relacionan con las habilidades para reconocer y manejar emociones, establecer relaciones positivas y enfrentar situaciones desafiantes de manera efectiva.