Este libro coloca en tela de juicio el enfoque tradicional del desarrollo basado en lograr un crecimiento acelerado a ultranza del Producto Interno Bruto de un país, como fórmula para resolver los problemas de pobreza y desigualdad social. Aquí se postula que la causalidad del proceso es al revés, un país que quiera alcanzar altos niveles de bienestar debe hacer inicialmente grandes inversiones en desarrollo social, en sectores como la educación, salud, vivienda, servicios públicos, nutrición, recreación y deporte, entre otros, para crear en la población las potencialidades mínimas que le permitan alcanzar altas tasas de crecimiento de la producción, en un contexto económico, social, ambiental e institucionalmente sostenible.