Puede que el Edén fuera un lugar tan solitario, que Eva no tuviera suficiente con la compañía de Adán y se dejara seducir por un varón disfrazado de serpiente. A partir de ahí podemos deducir lo que nuestra razón o fantasía nos permita. Podría no ser una serpiente, sino el primer hijo adolescente de ambos o un demonio. Tal vez fuera Abel y la acción de Caín fuera resultado de los celos. El Libro Sagrado narra los hechos sin matices. Parece ser que Adán fue complaciente con Eva y al Creador no le hizo gracia la situación. Pero el hombre y la mujer siguen el mismo juego y, en ocasiones, siempre hay alguien que ocupa el lugar de la serpiente amable en el seno de la pareja.
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