Las realidades sociales, entre ellas, las realidades de la educación, son siempre construcciones sociales ancladas en los laberintos de lo no sustantivo del mundo. Pese a que no son ajenas a lo ensídico, lo subsumen para idear las formas de vida que se requieren y proyectan en lo social. Estudiarla desde su verdadera naturaleza imaginaria, es el principal reto de la investigación educativa, pues imprime, en sí misma, la búsqueda de senderos complejos que la comprendan en la justa magnitud de sus proporciones. Los trazos aquí dados son apenas una posibilidad.