El purgatorio fue un edificio doctrinal que se construyó a lo largo de varios siglos, de forma intermitente, con elementos teológicos, judiciales, económicos, literarios y de cultura popular. El refrendo que el dogma del Tercer lugar recibió por diversos concilios ecuménicos, en especial el de Trento, derivó en una explosión de literatura sacra a lo largo de los siglos XVI y XVII, que en España alcanzó niveles difícilmente superables, en tanto que país en el que el espíritu contrarreformista encontró su mejor caldo de cultivo. En ese conjunto de obras se hacía referencia a un extenso número de facetas sobre las almas del purgatorio, tales como eran las causas que llevaban a este; el juicio previo particular; el acceso y la ubicación del Tercer lugar; el tiempo en el mismo; los tormentos; las diferentes formas con que los humanos podían socorrer a las ánimas; y la siempre candente y problemática cuestión de las apariciones.