La economía mundial está experimentando un gran cambio. Para que una nación sea competitiva debe reforzar su programa de investigación, volverse innovadora, fortalecer y proteger su propiedad intelectual y encontrar recursos para la formación continua de sus ciudadanos. En una economía de mercado global, el éxito competitivo de una empresa depende en gran medida de la información y los conocimientos que posee, ya sea en las habilidades de sus empleados o en los resultados de su investigación. Por lo tanto, existe una prisa natural por crear conocimientos, mejorar las competencias y convertirlas en activos, preferiblemente en forma de patentes. Esto es especialmente cierto en sectores industriales como la biotecnología, donde las inversiones iniciales son elevadas, los niveles de conocimientos y aptitudes requeridos están a la vanguardia y los costes de copia por parte de expertos son bajos. Por ejemplo, Corea y Singapur son muy conscientes de que, para seguir siendo económicamente viables, sus industrias deben pasar de estar impulsadas por la inversión a estarlo por la innovación. Esto significa esencialmente ocuparse de la investigación de vanguardia y proteger la propiedad intelectual (PI).
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