El mercado de los servicios digitales se ha disparado en los últimos años, estimulado por la aparición de las redes sociales y otras plataformas que obtienen sus ingresos principalmente de la publicidad y la utilización de los datos de los usuarios. Los gobiernos han tomado nota de estas tendencias, así como de la capacidad de las empresas para obtener ingresos de los usuarios en sus respectivas naciones, al tiempo que les permiten tributar en países con un tratamiento fiscal preferente. Aunque ha habido iniciativas en la comunidad internacional para adaptar el nexo existente de establecimiento permanente con el fin de tratar estas diferencias, la falta de progreso ha llevado a los gobiernos individuales a centrarse en la tributación separada de los servicios digitales. El libro pretende abordar este destacado ámbito de la fiscalidad internacional. Los resultados de la investigación ponen de manifiesto una creciente preferencia por un impuesto sobre los servicios digitales para tratar mejor estos servicios, garantizando que la jurisdicción usuaria tenga derecho a la imposición. Una imposición separada de los servicios digitales también puede ser beneficiosa, ya que adopta la forma de un impuesto basado en el consumo y, por tanto, reduce la competencia fiscal entre los distintos gobiernos.
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