En 1999, el Informe de Acción Política puso de manifiesto que la exclusión financiera es un vínculo clave con la exclusión social, la pobreza y la reducción de las oportunidades en la vida. Por ello, la inclusión financiera se convirtió en una de las prioridades del Gobierno laborista entre 2004 y 2010. La crisis financiera de 2007 exacerbó aún más este ámbito, empujando a más personas al ámbito de la "exclusión financiera" y ampliando la brecha entre excluidos e incluidos. Otro cambio fundamental se produjo con el primer gobierno de coalición que se recuerda entre conservadores y liberaldemócratas. Con una agenda, unas prioridades y un pensamiento económico tan diferentes, ¿qué va a pasar con la agenda de la inclusión financiera? ¿Debe seguir siendo una prioridad del gobierno, debe ser el tercer sector el que la recoja con su "conciencia social"; o debe ser el mismo sector que creó la dependencia de las finanzas para la movilidad social y las interacciones? Este libro pretende explorar los papeles de cada uno de los actores clave, y evaluar críticamente si uno o más deberían tomar la iniciativa de continuar la agenda, con el objetivo de garantizar que la agenda no se quede obsoleta y deje atrás a un alto porcentaje de la sociedad.
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