El control motor es ejecutado por las características viscoelásticas de los músculos, así como por la información sensorio visual, vestibular y somatosensorial, siendo la propiocepción una de las fuentes sensoriales que tiene mayor importancia en el control motor. La propiocepción cervical es uno de los principales inputs propioceptivos, lo que se ve reflejado por la abundancia de mecarreceptores cervicales y sus conexiones centrales y reflejas a los sistemas vestibulares, visuales y sistema nervioso central. Las disfunciones musculoesqueléticas de la región cervical pueden causar alteraciones en el funcionamiento de los propioceptores que trae como consecuencia una alteración en el control motor. El control motor es objetivable a través de la posturografía, la cual analiza los movimientos del centro de presión en distintas circunstancias.