Elementos van y vienen, se imprimen sobre el lienzo como pasos rasgando la tierra, un territorio pequeño y escondido entre las montañas vale más por cómo se hace día a día, buscando los tramos y espacios olvidados, todo aquello que se deja cuando persisten formas concretas; relaciones, frágiles y vitales. Todo lo que aquí se expone, parte de ello, un territorio principalmente cafetero, abriendo sus propios caminos, repensándose como organismos funcionales y dependientes entre sí: construyen un circuito basado sobre el principio de solidaridad, y ponen a la economía a su servicio, siembran de lo que tienen por dar y la tierra les brinda lo que han de cosechar. La creatividad logra explotar en múltiples facetas, pero será siempre invisible si ha de depender de la aprobación de exiguos observadores.