Los cambios en la sociedad siempre se han caracterizado por traer consigo procesos de resistencia que dificultan la aceptación y participación en innovaciones, pero, específicamente en el campo educativo, la resistencia a aceptar la nueva forma de cómo se debe enseñar matemática a través de la integración con las demás áreas del conocimiento viene dada mayormente por el desconocimiento de las llamadas ciencias duras.