Hoy en día, el fenómeno de la integración económica en sus diversas manifestaciones es una realidad casi universal, Baste señalar que, con excepción de muy pocos países, la gran mayoría de los Estados oficialmente reconocidos participan de algún esquema o convenio de integración. Incluso los países más gravitantes en el comercio internacional, que anteriormente fueron reacios a sujetarse a los compromisos y disciplinas que implica la integración, han adoptado actualmente esta herramienta como parte de sus estrategias de relación económica. A pesar de la tendencia globalizadora dominante, que tiene una de sus más nítidas expresiones en los acuerdos multilaterales de la OMC, los acuerdos regionales tienen una importancia e impacto particular. Dentro de este ámbito multilateral, constituyen uno de los temas más polémicos, toda vez que son considerados -según algunos criterios- como contradictorios a una integración de dimensión universal y, según otros, como plataformas que facilitan dicho objetivo, en la medida que representan los esfuerzos de grupos de países por lograr una complementación más profunda y una mejor inserción internacional.