La educación requiere un cambio en el hacer matemático y en particular en los espacios universitarios, tomando como fundamentos el constructivismo, la liberación del pensamiento crítico-reflexivo hasta la creación del aprendizaje significativo, donde el proceso de enseñanza de la matemática germine tanto en las actividades pedagógicas como sociales desdobladas en los muros academicistas, en la complejidad de la comunidad y la integralidad de los saberes (saber hacer, saber conocer, saber ser, saber convivir y saber emprender), donde converjan las modalidades de pensar los saberes y los haceres de manera no lineal ni fragmentada sino más bien desde lo inter y transdisciplinario, como una nueva forma de simiente que da ese toque de complementariedad que traspasa las disciplinas para renovarlas y transformarla; sin excluir la formación del hombre, como un Ser humanista e integral.