Este breve texto pretende motivar a los maestros de literatura, sin importar el nivel donde enseñen, a reflexionar, valorar el cuento en todas sus dimensiones, primeramente, al leerlo; después reflexionarlo en silencio; por último, evocado en todas sus épocas de su existencia. Seguramente, constituirá algo esencial tanto para su educación lingüística y literaria, como para su propia vida, ya que, al estar en el rol de formador es posible que encuentren en los cuentos la comprensión y la comunicación que a veces les puede negar la realidad en que se mueven. Contiene diversas reflexiones didácticas y testimonios de célebres escritores que guardan en su prodigiosa memoria la huella que dejó en ellos su contacto infantil con los cuentos: por los que caminó, de los que aprendió y que incorporó en sus posteriores creaciones.