La banca se originó en Babilonia en el año 3000 a.C. Los individuos guardaban sus objetos de valor en lugares seguros como templos y palacios. En Uruk, una ciudad sumeria de Mesopotamia, el comercio estaba respaldado por los préstamos. Algunas culturas como la egipcia, la griega y la sumeria cobraban intereses por los préstamos. En estas culturas, el interés se consideraba desde el punto de vista de los prestamistas e indicaba un aumento de algo. Una de las primeras intervenciones del Estado en las finanzas puede demostrarse durante el reinado de Hammurabi en Babilonia, donde entre sus leyes se encontraba la que regulaba las operaciones bancarias, como el artículo 100 sobre el pago puntual de los intereses. Los babilonios cobraban un interés del 20% anual.
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