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El creciente peligro público de este tipo de actos delictivos se debe tanto al desarrollo de las tecnologías digitales, que se utilizan para difundir contenidos negativos en Internet, como a la aparición de un fenómeno tan negativo como el movimiento antisocial de los "cazadores de perros", que por iniciativa propia destruyen animales callejeros de diversas maneras. Crean activamente sitios web con contenidos potencialmente peligrosos, promoviendo sus puntos de vista y desafiando directamente a los organismos públicos de bienestar animal y de aplicación de la ley. A menudo, las acciones delictivas de los cazadores de perros se dirigen no sólo a los animales, sino también a sus propietarios y a los centros de acogida de animales organizados por los voluntarios.