La viabilidad del Sistema de Pensiones español se encuentra ineluctablemente en una encrucijada. La esperanza de vida de las más altas del mundo, la involución de la lozanía de su población, el inefable desempleo estructural y otras variables económicas nos hacen ser impíos y tener que investigar en el pasado a través de la investigación hermenéutica para poder encontrar soluciones ante la impávida sociedad y sus élites. Con el retroceso de las personas núbiles encontramos variables que contrarrestan ese insoslayable futuro, como la inmigración o la productividad del trabajo, y haciendo labor de exegeta podemos encontrar el fúlgido elixir que nos de la formula que desgrane la cuadratura del círculo y así poder llegar a una solución gallarda que rompa el tradicional histrionismo de los actores decisores en este asunto desde el Pacto de Toledo. Ante el invierno demográfico europeo y especialmente en países como España, rozando nuestros lindes nos encontramos con otras sociedades con ingente población y que podrían suplir esa parte de la pirámide poblacional española que por ratos parece un erial.