Si Pilatos no se lavó las manos ante Jesús, entonces Judas sí es culpable. Este ensayo intenta reconstruir un escenario, quizás, verosímil, a partir de un hecho que nunca ha sido descalificado como histórico: el lavatorio de manos de Pilatos. Judas, respecto de sus condiscípulos, no es comparable sino antes de la muerte de Jesús, y es en este contexto histórico donde se revela su verdadera estatura.