La producción postula que en el proceso de escolarización se construye/instituye "un joven", -o cualidad de serlo- imbricado en los modelos societales de su contemporaneidad. Así, el siglo XXI muestra la configuración de inéditas territorialidades escolarizadas: la textura tejida desde la articulación de los hilos de tres instituciones: escuela, jóvenes, alumnos. Ellas aparecen como trazas del espacio escolar "prolongando" las prácticas escolarizadas hacia nuevos territorios, interviniendo espacios sociales públicos y disponiendo específicas configuraciones culturales que habilitan (o no) cierto sistema de relaciones. Las que, a su vez, se presentan imbricadas en el impulso de las tecnologías de la información y la comunicación que están imprimiendo a las interacciones sociales actuales, abriendo insospechadas posibilidades de re-pensar, no sólo el acceso al conocimiento, sino re-configurar las estructuras mentales con que se adquiere el mismo.