El problema de la actitud de los inspectores itinerantes favorece la distracción de los profesores de secundaria ante la vergüenza de formular objetivos operativos por la falta de cumplimiento de sus misiones.Para entregar el informe de inspección a las autoridades competentes, los inspectores itinerantes tienen que asumir funciones administrativas a tres niveles: el Estado, que gasta grandes sumas de dinero en educación, exigirá que se le informe de lo que ocurre en las escuelas; para la uniformidad de la educación en todas las zonas escolares determinadas, tendrá que haber un intermediario entre la administración provincial y la dirección de la escuela (inspector); y la organización escolar se basa en un conjunto de leyes y reglamentos que exigen una supervisión técnica constante por parte del mencionado inspector.
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