El libro trata sobre la descripción de los intereses regionales y las oportunidades surgidas tras el desarrollo del 11-S en el centro de tres grandes civilizaciones antiguas de Asia Meridional, Asia Central y Oriente Medio. Las relaciones entre India y Afganistán han sido cordiales desde la partición del subcontinente, a pesar de las diferencias religiosas. India trató Afganistán a través de la lente estratégica de la rivalidad centrada en Pakistán, por lo que siguió siendo un factor importante en la formulación de la política exterior india. India se enfrentó a un revés estratégico tras la aparición de los talibanes apoyados por Pakistán y perdió toda su influencia política en Kabul. Pero el episodio del 11-S brindó a Nueva Delhi una oportunidad de oro para reavivar sus antiguos lazos con Afganistán. Aprovechando el nuevo escenario, India intervino en la escena nacional afgana y adoptó una estrategia de "poder blando" para levantar al pueblo afgano. India parece adoptar un papel activo en Afganistán a instancias de Estados Unidos, pero Pakistán es el principal desafío con el que debe lidiar India. Mientras India y Pakistán no sean capaces de fijar sus intereses y aunar esfuerzos para lograr la paz y la estabilidad en Afganistán, la visión de paz y estabilidad regional seguirá estando en juego.
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