Puebla, la segunda ciudad de Mexico en importancia hasta principios del siglo XX conservaba la fisonomía heredada de una gran tradición virreinal (iglesias, conventos y traza). La continua lucha de liberales y conservadores había dejado deterioro, no obstante durante el periodo porfiriano sirvieron para aplicar las corrientes arquitectónicas y urbanas en voga. Así permaneció hasta las dos primeras décadas, cuando comienza la ciudad a experimentar cambios importantes. Esta ciudad aristócrata, otrora conservadora ante una realidad diferente, no tiene otra más que permitirse gestar este nuevo contexto: oleadas de gente que viene del campo, los interesados en lo nuevo y la moda y otros en desarrollar el potencial turistico. Es así, en medio de estos pensamientos, necesidades y contradicciones, que el Art Deco tiene una puerta de entrada a la arquitectura de la naciente clase obrera y trabajadora, abarcando desde lo básico cómo la vivienda hasta la diversión (los cines y la moda), e incorporando nuevos sistemas y materiales constructivos. He ahí la importancia de conocer y valorar esta arquitectura ignorada, que aun persiste y resiste en la historia reciente de la ciudad de Puebla.