Treinta años ha... ¡La lujuria estalla! ¿¡Don Mario, le ruego me perdone, debo ir al baño... estoy húmeda! ¿exclamó Isabel perturbada y sudorosa, levantándose del sofá y colocando el micrófono en la pequeña mesa de mármol blanco que le servía de apoyo en la entrevista que, para la revista española ¡HOLA!, le hacía a don Mario en la ciudad de Saint Louis, Misuri. Don Mario sonrió socarronamente, se retorció lentamente mientras cruzaba sus piernas y pensó: "¡Cáspita!... ¡Yo también Isabel!".
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