En efecto, vivimos en un mundo hiperconectado y digitalizado donde la búsqueda de la verdad se ha vuelto un desafío monumental. La sobreinformación, impulsada por la proliferación de medios digitales y redes sociales, nos bombardea constantemente con datos, opiniones y noticias. Sin embargo, en medio de esta avalancha de información surge una pregunta crucial: ¿Cómo podemos discernir lo verdadero de lo falso? Los medios compiten ferozmente por la atención de los usuarios. En este afán, a menudo recurren a titulares sensacionalistas o exagerados para atraer clics. Esta estrategia puede distorsionar la realidad y polarizar a la audiencia, ya que se enfatizan los aspectos más conflictivos o extremos de una historia. Así, la búsqueda de la verdad se convierte en un laberinto complejo donde debemos navegar con cautela.