La formación según el enfoque por competencias requiere el uso de estrategias de aprendizaje y herramientas de evaluación adaptadas. Este es el caso del portafolio, que contiene las huellas del aprendizaje del estudiante de medicina durante las prácticas. Se trata de una estrategia pedagógica de supervisión clínica indirecta que permite al alumno convertirse en el protagonista de su aprendizaje. El portafolio se compone de un conjunto de trabajos o productos significativos elegidos por el alumno, acompañados de una práctica reflexiva y de los comentarios del supervisor. De hecho, el portafolio permite al alumno anotar las huellas del aprendizaje que ha acumulado gracias a sus experiencias durante sus prácticas. Se trata, por tanto, de un aprendizaje experiencial que será vivido de nuevo con distanciamiento durante su redacción por parte del alumno, lo que le lleva a vivir un proceso reflexivo. Así, el portafolio permite al alumno desarrollar su práctica reflexiva, que se considera la clave de la capacitación para la adquisición de competencias.
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