La vigencia de Gadamer para las ciencias sociales contemporáneas es innegable. Si bien no se puede desconocer que, históricamente, el modelo científico de las ciencias naturales ha determinado las prácticas científicas de los investigadores sociales; las ciencias sociales al plantearse como objeto de estudio la realidad propiamente humana, se obligan a cuestionar la pertinencia que tienen para sus temas de estudio esas condiciones de objetivación; por tanto, no pueden evitar preguntarse qué es comprender lo humano y qué tipo de comprensión les permite salvaguardar su estatuto de ciencias. Precisamente, este cuestionamiento, que es el centro de las reflexiones de la filosofía hermenéutica, se pone en diálogo, en la presente obra, con la autocomprensión de las ciencias sociales de finales de siglo XX.